Blefaritis

Definimos la blefaritis como la inflamación del tejido que forma los márgenes del párpado.

Normalmente su origen se debe a un mal funcionamiento de las glándulas de Meibomio o tarsales, las que se encuentran en el margen palpebral. En los pacientes con blefaritis estas glándulas se encuentran obstruidas, las secreciones quedan estancadas y forman ácidos grasos que irritan la superficie ocular.

El margen de los párpados se muestra en estos casos inflamado y enrojecido. El ojo se irrita y produce secreción mucosa que se acumulan en el margen palpebral, creando a menudo una costra.

Entropion y ectropion

Entropion es una mal posición de los párpados, más frecuentemente del párpado inferior el que se invierte en dirección a la superficie del ojo. El contacto y el rozamiento de las pestañas causa una irritación en el ojo.

El entropion no debemos confundir con la triquiasis, dónde son las pestañas las que están mal posicionadas y no el párpado.

El ectropion es una mala posición del párpado, donde se produce una separación y la caída del párpado inferior respecto al globo ocular. A diferencia de entropion, éste no está en contacto con la superficie ocular.

Estas dos afecciones son causadas principalmente por el proceso de envejecimiento y la consiguiente laxitud de los tejidos, pero también puede deberse a traumatismos oculares, cicatrices, y lesiones de los párpados y la conjuntiva.

Ptosis palpebral

Es una afección donde se produce una caída del párpado superior. Este descenso puede ser total o parcial, según el grado de afección que provoque en la visión.

Está asociada principalmente a la edad y el envejecimiento, pero también se puede dar en usuarios de lentes de contacto debido al rozamiento de la lente con la córnea, traumatismos, etc. También existen causas neurológicas que pueden ser graves, por eso es importante la visita al oftalmólogo.

Obstrucción lagrimal

Es cuando la lágrima no puede ser drenada hacia el conducto lagrimal, ocasionando así un lagrimeo continuado o epífora. Este lagrimeo es muy molesto para el paciente que lo sufre, y empeora en condiciones desfavorables, como por ejemplo con mucho frío, viento o con el uso de aires acondicionados o calefactores.